lunes, 4 de marzo de 2013

FANTASMA BIPOLAR


El día en el que abandoné mi cuerpo, planeé sobre la soledad persistente que cohabita en nuestra casa.
Aquella noche, como dos extraños voluntarios el uno para el otro, cenábamos en silencio, dejando que el guirigay rellenase nuestra conversación ausente.
Me sorprendió contemplar el vacío que se aloja en el sonido. Ahí vivía mi fantasma sin saber en dónde y cuándo había perdido a mi yo. 
Era una sombra bipolar ajena y sin raíces. 
Una yo jugaba a quererte. La otra soñaba huir.
Fue en ese instante, en el abismo del amor, donde descubrí el sabor costumbrista de nuestro desamor. 


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